PAÍS LIBRO

Autores

robert finnegan

tres mujeres misteriosas

El vagabundo Ralph Flavin se acercó a una lujosa mansión. Empujó la pesada puerta de hierro que daba al jardín, la abrió y volvió a entornarla. La puerta rechinó como si se doliese de no ser cerrada con bastante cuidado. Estaba pulcramente pintada y sus goznes eran precisos y ágiles. Ralph la acabó de cerrar, con un gesto que parecía que le presentara sus excusas y se dirigió hacia la casa para pedir algo de comer.