la llamada del más allá
Así era poco más o menos como se expresaban todos los periódicos de Francia, y la noticia llegó a traspasar incluso las fronteras del país, dado el renombre universal del finado, que mientras estuvo en activo fue considerado incluso mejor que el legendario Houdini. Carole, su esposa, se hallaba junto al oratorio que el propio difunto hizo construir en vida, a un centenar de metros de la mansión rodeada de frondoso parque.