PAÍS LIBRO

Autores

raúl sango

manada de potros salvajes

El muchachito, de piel cobriza y torso casi comido por el sol, empezó a levantar, aunque con dificultad, los bultos que componían el equipaje de quien había hablado. Este era un joven de unos treinta años, alto, apuesto, bien formado y de constitución atlética. Vestía de vaquero, y de su ancho cinturón, algo caído, pendían dos formidables revólveres, haciendo juego con la reluciente y bien conservada canana ajustada a su talle.