no sin navarra
Navarra es la piedra angular sobre la que se sustenta la aún irresuelta Cuestión Vasca que, en realidad, debería llamarse “Cuestión Navarra”. Ya en la segunda mitad del siglo XIX, diversos pensadores se encargaron de poner a Navarra en el centro de la reflexión política. Sin embargo, la irrupción del nacionalismo vasco moderno de la mano de Sabino Arana trastocaría la visión del viejo conflicto que enfrenta a Navarra con España y Francia. Retornar a Navarra como clave de resolución de la Cuestión Vasca es justo desde el punto de vista histórico. Ello es así, porque Navarra es la articulación jurídico-política del Pueblo Vasco ya desde la conformación del Ducado de Wasconia y, posteriormente, desde el nacimiento del Reino de Pamplona en torno a la figura de Eneko Aritza. Además, brindar a Navarra ese papel protagonista en la resolución del contencioso es conveniente, dado que el reconocimiento de la estatalidad navarra contribuiría a colocar el debate en sus justos términos, eliminando claves que aún hoy en día se asientan en el mito, el silenciamiento de la Historia de Navarra, la división administrativa artificial y arbitraria del territorio navarro y otras facetas ancladas en políticas cortoplacistas y partidistas que en nada contribuyen a desatascar el conflicto.