PAÍS LIBRO

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ralph barby

periodista en el paro

No era un sádico, no le gustaba entrar en la Morgue. Había visto realizar un par de autopsias con sus propios ojos, con su propio olfato, y había que ser de la profesión para resistirla. Tony Karpinsky se había puesto la bata azul de los médicos que practicaban las autopsias y pasó a la sala de disección como médico invitado, gracias a la amistad que le unía con el doctor Peter B. Aguirre.