PAÍS LIBRO

Autores

ralph barby

¡esto va en serio, nena!

El hombrecillo era extraordinariamente pequeño y glugluteaba de forma constante. Su cabello era abundante y leonino, si no cano, sí de un gris claro. Las gafas, a través de las cuales miraba inquisitivamente, eran redondas y de muchas dioptrías. Sus brazos eran desmesuradamente largos para la longitud de su tronco. Era un ser extraño, como sacado de los sótanos de algún singular antro. Se movía con rapidez, utilizando las cuatro extremidades, Maurice van Behend no sabía si para conservar el equilibrio de su cuerpo anormal o para mantenerse en todo momento agarrado a alguna parte, como si de un arácnido hilarante se tratase, porque el sujeto que, además lucía un vigoroso bigote, mostraba unos largos y estrechos dientecillos que aparecían por entre el abundante vello del rostro.