el falso honor del coronel
El jinete detuvo su montura en lo alto de la loma. El sol desaparecía por las montañas del Oeste y lejos, muy lejos, se formaba una franja anaranjada. El belfo del garañón estaba lleno de espuma. La brisa se tornaba fresca y hacía olvidar el calor del día, aquel calor abrasador procedente del sur de la frontera.