PAÍS LIBRO

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ralph barby

el espía y la muerte

Los motores de hélice roncaban ruidosamente. No se podía decir que el viejo «Douglas» fuera un último modelo de avión, pero como carguero aéreo servía, pues pocos eran los que se arriesgaban a subir a él como pasajeros. Pese a todo, Larry Moose y Jack Lafontaine, su piloto y copiloto, lo mimaban como si fuera su chica, una chica para los dos. —Lo sobamos con cariño y si pierde esencia, le ponemos un parche y adelante con él —solían decir, riendo.