PAÍS LIBRO

Autores

ralph barby

cerdos por todas parte

La tensión había hecho presa de varios de los rostros que se hallaban en torno a la mesa de póquer. Grandes cristaleras de casi una pulgada de grosor dejaban pasar la luz solar. Era de día, un día luminoso en el cielo de Chicago. —Dos mil. ¿Alguien sigue? —preguntó un hombre que mantenía entre sus dientes un cigarro cubano apagado. Aquel tabaco, más que para fumarlo, era para ser mascado. No se molestaba en quitar la vitola del cigarro, era como si pretendiera pregonar que él fumaba lo mejor.