PAÍS LIBRO

Autores

ralph barby

barbacoa en el rancho vientos

Aquello no era un potro, debió pensar Green Eyes. Era el diablo metido en la piel de un caballo. Brincó en el aire, se despegó totalmente de la montura que el animal tenía bien cinchada, pero cayó de nuevo sobre ella y prosiguió la doma. No había estado jamás en los océanos, a bordo de un velero, pero los marinos, en medio de un huracán, debían sentirse como él se sentía sobre el caballo, viendo subir y bajar el horizonte. Hundió las espuelas en los ijares del equino que ya estaban heridos y se agarró a ellos, de tal modo que cuando el caballo quiso sacudírselo de encima, sintió tal dolor que relinchó furiosamente y sus remos flaquearon. El desbravador se le había pegado a la montura, de tal forma que no se lo podía quitar de encima. La espuma le brotaba por el bocado. Cualquiera habría podido pensar que el caballo estaba ya reventado, pero Green Eyes sabía que aquel animal podía resistir más, mucho más, en cuanto a resistencia física se refería, pero ya estaba humillado, ya era suyo.