susurros tétricos
Adosado al blanco muro del cementerio, Luis Carvajal se persignó devotamente. En su zurda, la pala temblaba en suave oscilación irreprimible. El mejicano volvió a repetirse mentalmente que no iba a profanar una tumba, sino que se disponía a excavar en busca de algo que le proporcionaría la fortuna. Poseía varios objetos pertenecientes al difunto capitán Soto, pero era indudable que éste se había llevado consigo, a la tumba, el indicio revelador, el detalle complementario que conducía a la posesión de una fortuna incalculable.