PAÍS LIBRO

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peter debry

nudillos de plata

Rudy Pardo crispó los puños en el interior de los bolsillos verticales de su cazadora de cuero al ver aproximarse a Rick Lazar. Estaba aguardando en la estación de Everett North, la llegada del Metro que le conduciría a su cena frugal en el reducido espacio donde dormía. Aquella tarde no viajaba en su triciclo de reparto porque era sábado y había ido al cine.