PAÍS LIBRO

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peter debry

la maldición de laffit

Armonizaba con la melancólica llovizna el plañidero lamento de un acordeón. Era una música impregnada de nostalgias de otros países. Brotaba del interior del tugurio para marineros que los habitantes de aquel suburbio de Baltimore llamaban El Nido de las Gaviotas. La tosca taberna se llamaba realmente y con cierta pomposidad, hotel de la Independencia.