PAÍS LIBRO

Autores

peter debry

el pistolero de la mano muerta

Robin Garland permanecía en una esquina del establo, esperando impaciente, levemente inclinado el busto, fijos los ojos en la tosca puerta de madera. Se apartó briznas de paja del pantalón. Después volvió a contemplar su mano diestra. Una mano que era como un instrumento, como la guadaña para segar o la pala para excavar.