20000 monedas de oro
El árabe muerto había sido arrojado dentro del muro del cementerio de Tel Aviv. Había un cuchillo en su pecho, un cequí de oro en su boca, y tres más de las monedas medievales de oro en su estómago.Papá Barzilai, jefe de una organización gubernamental tan secreta que incluso su nombre era conocimiento oculto, asignó el caso al teniente Tami Shimoni. De alguna manera para sorpresa de Tami, se enteró de que Alice, la bella periodista estadounidense que estaba de visita en lo de los Barzilais, lo acompañaría en su investigación. Sin embargo, tuvo que admitir que había sido ella quien había encontrado al hombre muerto y había avisado a la policía, y, curiosamente, también sabía del cargamento secreto de oro que había salido de uno de los jeques: oro para utilizarse para organizar sabotajes en Israel.El rastro del sindicato de cequíes llevaría a Tami y Alice a las profundidades de la antigua ciudad de Jerusalén y a una tumba de la Edad del Bronce, por un camino marcado por el asesinato y el terror cometidos por rudos enemigos.