¡traidor!
IBAN a dar las dos ya, y Evelyn se dispuso a recoger sus efectos para salir de los Almacenes Adams, donde estaba empleada, lo más rápidamente posible. De no ser así, los restantes empleados y dependientes, en número superior a doscientos, se agolparían tumultuosamente para asaltar el autobús de la línea H, y ya era sabido que en esta clase de lucha, las mujeres eran las que siempre se quedaban en tierra.