la arena infinita y otros relatos
Como Borges, pienso que hablar de cuentos no leídos es ardua tarea, porque como un equilibrista hay que salvar el comentario inapropiado que alerte al lector acerca de la trama o la apostilla clarificadora que en vez de ayudar al relato lo desbroza, guiando al lector hacia unas conclusiones que, posiblemente, son peores que las que él, por sí mismo, deduciría. Yo también prefiero el epílogo; pero hay veces que es necesaria una pequeña explicación inicial, sobre todo cuando son relatos tan personales.