vivir lo que ya viví
La vida es un continuo aprendizaje. Evolucionamos. nos estancamos o retrocedemos en virtud de la forma en que hacemos nuestras las experiencias diarias. A los 20 años nos podemos comer el mundo de un bocado, sentimos que tenemos las respuestas correctas a cualquier situación que nos enfrentamos. A los 30 años entendemos que el mundo no está a nuestros pies, que alcanzar los sueños requiere tener un objetivo claro y trabajar para lograrlo. A los 40 años ya creemos que podemos conquistar cualquier ilusión y sentimos que sabemos demasiado como para hacerlo. A los 50 años comenzamos de nuevo, nuevas ilusiones, nuevos objetivos y entendemos que no sabemos nada, que hay mucho por seguir aprendiendo. Cuando nos enamoramos, todo cambia. Ninguna experiencia es suficiente para ayudarnos a crear relaciones sanas, a construir parejas con objetivos similares, a vivir cada día felices. Cada uno de nosotros se enfrenta a situaciones que no conocía, descubre en su interior sensaciones nuevas y aprende que las relaciones se complican. Esta historia nos lleva a esos límites, en donde el amor no es la solución para una relación perfecta. Vivir lo que ya viví no es suficiente para hacer feliz al ser amado o para ser feliz uno mismo. El continuo aprendizaje y la apertura para hacer nuestras las nuevas experiencias son lo que nos permite alcanzar ese amor pleno. Los invito a sumergirse en esta historia de amor y aprendizaje.