PAÍS LIBRO

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nil reblan

la novia del sheriff

Se llamaba Inés Hudson y tenía veintidós años. Rubia y alta, era armónica y bien proporcionada. Miraba de frente a todos los hombres y en sus ojos verdes se advertía el mismo fuego que cien años antes en su antepasado pirata del Caribe. Cabalgaba en una yegua colorado con la frente manchada de blanco, y vestía overoles raídos, blusa a cuadros colorados y negros, botas gastadas a media pierna y sombrero con varios agujeros. Sus cabellos amarillentos como el oro le caían en profusión sobre los hombros. En el momento en que asoma a nuestra historia, Inés Hudson monologaba con la vista fija en la pradera que tenía delante.