el caso trevor
«La pesada puerta del arca giró silenciosa sobre sus goznes bien lubricados y aquel hombre, empuñando la lamparilla dirigió el rayo de luz hacia el interior de la caja. Por un momento continuó brillando la luz y luego se apagó en la mano que se había quedado inerte. ¡En nombre del cielo! Estaba loco. Sin duda se trataba de una visión de su cerebro sobreexcitado. Con desesperado esfuerzo de voluntad consiguió dominarse y luego, despacio, lentamente, el rayo de luz de la lámpara que había vuelto a encender, fue a iluminar aquella “cosa” horrible que aparecía en primer término, dentro del arca. Por decirlo así, los ojos se fijaron en otros ojos… el vivo y la muerta.»