¡tu oportunidad, fracasado!
El fracaso es amargo. Muy amargo. En consecuencia, quien sufre el fracaso, es, casi siempre, un amargado. Casi siempre, porque depende de varios factores la recuperación del individuo. Hay hombres que tienen mayor capacidad para recuperarse que otros, y saben volver a la lucha con el mismo ímpetu. También puede ser factor importante la edad. Si un hombre es joven, será mayor su facilidad de recuperación. Si ha pasado de los treinta... ya no es tan fácil.