siempre al acecho
VIVIA en un ático, por llamarlo de algún modo, en la calle 131, un poco al norte del corazón de Harlem, en Manhattan. Vivía o moría. Era desesperante. Todo. Todo era desesperante. Su situación era grave; estaba al borde de la caída. Y la caída tenía un significado cuyo maligno vigor conocía muy bien Emilio Hurtado. Aquella miserable buhardilla, aquella espera, aquella sensación de hambre… AF011 - Incluye cuento: La llamada - Donald Curtis