el «show» de las sanguijuelas
VISTA desde el exterior, aquella mansión parecía un lugar ideal para el reposo, para llevar una vida en paz, sosegada. No era muy grande, pero la rodeaba un bonito jardín con árboles y plantas. Había también una piscina, cuyas aguas, en la superficie, eran apenas visibles, a causa de la capa de hojas de árboles. El garaje estaba separado de la mansión, y había otro edificio, mucho más modesto, que podía ser utilizado como invernadero o estudio artístico, o, simplemente, para tumbarse en él y contemplar desde la ventana el bello Hampton Park, en Charleston norte, lindando con la zona residencial.