PAÍS LIBRO

Autores

mortimer cody

el rhin, negro panteón

Conrad Kirby se puso a silbar suavemente. Una tonadilla francesa. Un recuerdo de París. Lewis cerró los ojos, y siguió dormitando. Conrad silbó más fuerte, cuando el C-47 sufrió una sacudida. A Conrad no le hacía ninguna gracia volar, pero él se lo había buscado. Ahora, no solo estaba volando, sino que, además, tendría que lanzarse en paracaídas, cuando llegaran al objetivo.