el alegre propietario de la funeraria
Un crítico de teatro resuelve involuntariamente un asesinato cuando alguien le desliza una nota en una opereta. El hombrecillo se debatía contra el viento que soplaba desde Nob Hill hacia la bahía de San Francisco, cuando se detuvo a contemplar la marquesina del Teatro Geary. Las luces iluminaban profusamente el anuncio: «LA CANCIÓN DE CATAI» — «ESTRENO ESTA NOCHE».