PAÍS LIBRO

Autores

maurice landay

la mano sangrienta

Llevado por el furioso galope de su caballo, un hombre acaba de franquear, en Termidor de 1794, la puerta Ducal de la antigua ciudad de Dublín. Con los cabellos en desorden, que el viento hacía flotar, el rostro manchado por extrañas placas oscuras, el cuerpo envuelto en los pliegues de un manto de color claro, aquel hombre, echado sobre el caballo, devorando el espacio, tenía todo el aspecto de un fantasma. Sonidos inarticulados se escapaban de su garganta. Sus ojos lanzaban rayos. A intervalos, se escapaban de su boca roncos gritos de desesperación: —¡Ah! ¡Mi hijo…! ¡Mi hijo!