dos cabalgan juntos
Bill Heape se rascó la cabeza, cuyo cabello comenzaba a encanecer. ¡Maldita viuda! Tenía razón. Se haría rica con su negocio y, de paso, lo haría a él, porque lo que de verdad ella andaba buscando era un tercer marido que llevarse a la cama. Y la muy… estaba de buen ver, con sus carnes blancas, los senos ampulosos y unas caderas poderosas que balanceaba como una yegua en celo. Pero él se había hecho a estar solo.