¡dispara! luego pregunta
Se trataba otra vez de los hermanos Harper. Un caso que Edward Tracy, tras dos meses de haber bregado con él, jugándose la vida a cada paso, había dado ya por zanjado. Fueron juzgados, condenados a muerte y solo faltaba ahorcarlos. Y ahora se habían escapado de la cárcel y apoderado de la oficina del sheriff.