un misterio y dos hermanas
Los dos hombres mantenían la vista fija en el fuego, como si hubiese en él algo muy interesante. No lo había, desde luego. Las llamas que acariciaban los leños eran iguales a otras llamas cualesquiera, unas llamas corrientes, de color rojo con porciones amarillentas. Innecesarias, además, porque no hacía mucho frío.