soldados secretos
Si algún curioso hubiese pretendido averiguar las actividades de Bertram Lane preguntando a sus conocidos del Club Xaima, se hubiera llevado un soberano chasco. Nadie en el elegantísimo club sabía a ciencia cierta cuáles eran sus ocupaciones. Tenía dinero y lo gastaba con largueza, pero se ignoraba si procedía de una saneada renta o de otra clase de negocios particulares.