PAÍS LIBRO

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mark halloran

reactores malditos

El rótulo rezaba: “Hotel Moderno”. Era un engaño. El edificio debió de ser construido hacia 1890 y llevaba quizá cuarenta años convertido en hotel. El revoque de la fachada se había caído en parte y, donde subsistía, estaba abultado y manchado por la humedad. A la derecha de la puerta, un chiquillo había escrito con tiza blanca que quien leyera aquello era un tonto.