la mujer que amaba las lilas
En Black Rock Farm todos tenían poderosos y abundantes móviles para darle a Lila Reed la dosis fatal de belladona. Esto fue lo que desconcertó a la policía y la obligó a abandonar sus métodos de investigación habituales y a volverse hacia un estudio de los personajes sospechosos. ¡Y qué personajes! El propietario de la chacra Georges Reed, es un diletante protector de artistas, aunque no comprende la labor de éstos. El escultor mundialmente famoso y fanfarrón egoísta, Frank Ritchie, teme verse impulsado al crimen. La hija de dieciocho años de George es una niña mimada y se siente muy celosa de su flamante madrastra. Burton Cole, mordaz crítico que desprecia a todos los críticos y más que nada a sí mismo, ha estado hablando del crimen como de un alivio del fracaso. El joven poeta y pintor Dick Alder es tan sensible que siempre va a parar a la cama después de una riña. Después de la llegada de Lila se siente cada vez mas enfermo. La señora Andy Stevens, vieja amiga de la familia, sigue visitando Black Rock Farm aunque desprecia a la pretenciosa y mezquina Lila y le fastidian las disputas que surgen adondequiera que va ésta. Andy cuenta la historia de las enconadas y tensas situaciones que amenazan desmoronar Black Rock Farm, y es su conocimiento de la gente que vive allí el que resuelve en definitiva el crimen