PAÍS LIBRO

Autores

mario luis rodríguez

relatos cortos

Después de un grave accidente, Irene queda postrada en la cama. Tras varios meses de hospital los médicos han determinado que ya no tiene secuelas físicas, que su cuerpo funciona con normalidad, que nada debería impedirle hacer una vida normal. Sin embargo, Irene sigue postrada en la cama. Apenas se mueve, no habla. Solo mira con una mirada perdida en la desolación. * * * Era curioso que después del divorcio me hubieran salido más ligues que en toda mi vida, como si todas aquellas mujeres hubieran estado esperando que Carmen, mi ex, se largase con su compañero de trabajo sin siquiera reclamar una parte de la casa o de los bienes que habíamos acumulado durante nuestra vida en común. * * * La lluvia caía como una cortina de agua sobre el parabrisas. Tan fuerte y densa que apenas podía ver la línea blanca del arcén. El pronóstico del tiempo había anunciado fuertes lluvias, pero aquello no era lo que uno podía esperar, era mucho más. Romeo miró el velocímetro: quince por hora. Menos mal, porque iba demasiado cerca de borde derecho de la calzada. De repente, tuvo que frenar. Una riada de agua cruzaba la carretera de izquierda a derecha. Aguas revueltas, marrones y amenazadoras. ¡Lo que faltaba!