madrid enamorada
En el invierno de 2011 conducía por el Barrio de Hortaleza y una pintada exultante me llamó la atención. Señalaba un lugar de felicidad, un rincón en el que una pareja se besó por primera vez. Desde entonces, he fotografiado las escasas pintadas de amor que encuentro en mis paseos por la ciudad y que si algo tienen en común es el ideal que Julio Cortázar anhelaba en la literatura erótica: ternura, tristeza, sencillez, naturalidad, amor.