PAÍS LIBRO

Autores

m. l. estefanía

viejo pistolero

—Ese vaquero tan silencioso me tiene desesperado. No le oyes hablar jamás una palabra. Si le hablas sólo responde sí o no. Se aísla y está solo la mayor parte del tiempo. No comprendo cómo le admitieron. —No fue el capataz. Lo hizo el patrón. No sé qué vería en él… —Yo sí lo sé, pero debió quitarle el caballo, si es eso lo que busca, y darle otro. —¡Cómo! ¡No irás a decirme que le admitió porque se enamoró de su caballo!