un tejano en california
En el mes de julio de 1848, todos los caminos conducían al Estado de California. Estos veíanse concurridísimos por vehículos de todas clases, hombres a caballo e incluso muchos sin montura. La noticia del hallazgo de oro en Sutters Mill el 24 de junio, días antes del comienzo de nuestro relato, recorrió los órganos del cuerpo social americano con la rapidez del sistema circulatorio sanguíneo. En su afán de ser los primeros con las ventajas que esta circunstancia reportaría, los de los Estados limítrofes, especialmente los de Arizona, Nevada y Oregón, lanzáronse al asalto material de la tierra de promisión en que aparecieron cantidades de importancia de metal aurífero y grandes cantidades también de pepitas doradas arrastradas por las aguas de los ríos y arroyos de la privilegiada región que desde Sacramento hasta las fronteras de Oregón y con un ancho de unos setenta kilómetros, aproximadamente, se extendía.