PAÍS LIBRO

Autores

m. l. estefanía

sonó la hora del plomo

El calor era excesivo. Una vaharada constante se levantaba del piso arenoso y seco. A la Posta iban acudiendo los curiosos. Todos ellos en silencio. Y en vez de colocarse ante la misma Posta, lo hacían a distancia. Frente a acuella, había un bar y la característica taberna de Moe.