PAÍS LIBRO

Autores

m. l. estefanía

sangre del sur

El trabajo era muy duro. Los prisioneros estaban rodeando de alambre de espino el campamento en que hacían la vida. Les solían sacar para hacer trincheras aunque éstas no sirvieran más que de letrinas. La cuestión era tenerles ocupados para que con el trabajo, cuanto más duro mejor, no sintieran ganas de estar cantando, que era lo que hacían cuando por la tarde regresaban al campamento.