rancho apache
—¿Quién es ese muchacho? —preguntó Jane, propietaria del local, a una de sus empleadas. —¿A quién te refieres? —A ese gigante. —Es la primera vez que le veo. Será forastero. —Puede que sea así, pero no me gusta que en mi casa no se beba. —¿No ha bebido nada? —Lleva husmeando por las mesas de juego más de treinta minutos y sin hacer el menor gasto. Dile que si no bebe que se largué. ¡No me gustan los curiosos!