PAÍS LIBRO

Autores

m. l. estefanía

quebrada sangrienta

Había pasado el auge de la plata en Silver City hacía muchos años y los ranchos y las granjas iban substituyendo, con su ganado y sus siembras, a aquella locura anárquica por remover la tierra a la menor sospecha de cuarzo argentífero. Las orillas del río Gila, invadidas durante varios años por pacientes lavadores de arena, permanecían solitarias, aunque se conservaban muchas de las cabañas que los buscadores habían levantado como viviendas, y por estas orillas, bajo los pocos árboles que sobrevivían a la loca tala de los mineros, surgía el ganado que era ahora la principal riqueza de Silver City...