PAÍS LIBRO

Autores

m. l. estefanía

no habra paz entre nosotros

Los rostros de quienes escuchaban al abogado, eran un poema de desencanto. Se miraban entre sí con la mayor sorpresa en los ojos. El abogado seguía la lectura del documento que te nía ante él. Y al terminar exclamó: —¡Esto es todo! Tardaron unos segundos en responder. Por fin, uno de ellos, dijo: —Supongo que no esperará que aceptemos ese testamento.