PAÍS LIBRO

Autores

m. l. estefanía

nido de gun-men

Tan pronto como el vapor se detuvo, paralizando las ruedas aspadas de los costados, con el cese del asmático jadeo de su motor, y lanzó al espacio el grito metálico de su triunfo en un silbido grave, los pasajeros, agolpados en la cubierta en que solían colocar el portalón de salida, miraron hacia el muelle, donde las mujeres del saloon de Virginia hacían señales de salutación. La mayoría de los viajeros vestían traje de cowboy, y se leía en los ojos de todos la ambición que les consumía. Miles City era la última escala que hacía el barco con su carga humana, y de aquí las diligencias, mientras podían rodar por la inmensa llanura, llevábanse a los codiciosos buscadores, que aún acudían, captados por la atracción magnética de la palabra «¡oro!», al condado de Madison, donde se hallaba emplazada la popularísima Virginia City.