PAÍS LIBRO

Autores

m. l. estefanía

nido de cobardes

Completamente rendido por el esfuerzo de tantas horas en el desbrave de los cerriles últimamente conseguidos, Ray Duffy se dejó caer al suelo con los brazos en cruz y boca arriba, bajo la sombra de un enorme pino. Un joven indio le imitó y habló en su idioma con Ray. Era llamado por los suyos Halcón, y así le llamaba Ray también.