lluvia de plomo
—¡Hola, Loretta! —¡Hola, Wilson! —saludó la joven propietaria del «saloon»—. ¿Qué tal va ese rodeo? —Si quieres hablar conmigo, dame primero un buen doble de «whisky». He tragado mucho polvo y tengo la boca reseca. La muchacha sirvió lo solicitado. Cuando hubo terminado la bebida, dijo: —Ahora puedes hacer preguntas. —¿Cuándo termináis el rodeo en el rancho de míster Spencer?