llegados del este
—¡Eh! ¿Qué buscas aquí, muchacha? —No busco nada. Es que me he extraviado. Quiero ir a la casa de Jessie. —Por ese camino —indicó el vaquero. —Estamos en el rancho de ella, ¿verdad? —No. Este rancho pertenece a Ike Asherton. —¿Es posible…? Pero si las reses que he visto tienen los hierros de Jessie.