PAÍS LIBRO

Autores

m. l. estefanía

huida por pánico

En la cantina, los jinetes pedían bebida ante el mostrador. El dueño dejó de hacer el solitario que le entretenía y miró sonriendo a los recién llegados. Éstos se extendieron por las mesas y reclamaban ser atendidos con diligencia. Solamente había dos muchachas.