herencia repulsiva
La fisonomía de Denver había cambiado mucho desde 1858. Los dos pequeños establecimientos que sé fundaron a ambas márgenes del río Cherry, conocidos entonces con los nombres de Saint Charles y Auraria, se habían convertido en una ciudad hermosa, moderna. Se trazaron calles anchas, paralelas y con edificios que llamaban la atención de los visitantes. Amplios y hermosos parques servían de adorno y pulmón a la abigarrada población, que pasaba, en la época de nuestro relato, de los cien mil habitantes.