PAÍS LIBRO

Autores

m. l. estefanía

guerra de coyotes

El día era agobiante. Parecía que el sol, complacido en derretirse en una cascada finísima de rayos, se entretenía en hacer callar a los habitantes de las rocas y de los árboles. Y lo había conseguido. Solamente la osadía de la chicharra, se atrevía a enfrentarse con el intenso calor. Y como si se burlara de él, hacía chirriar sus alas con una constancia desesperante. Las serpientes buscaban, en movimiento perezoso, pero amenazador, las víctimas de que se alimentaban. Reptaban zigzagueando sin el menor cansancio.