era un monstruo
Los vaqueros que conocían a Wendy, miraban a la muchacha apreciando el cambio efectuado físicamente en ella. Los que no la conocían miraban con entusiasmo a la bellísima hija del patrón. Ella contemplaba a los jinetes que al desmontar se dejaban caer en el suelo, indicio de un agotamiento preocupante. Preguntaba ella si estaban cansados, aunque comprendió que era una pregunta inconcebible, ya que se apreciaba en ellos que no era cansancio. Era agotamiento.