entre el fuego y el plomo
El padre de Verónica entró en el interior de la vivienda. Seguía muy enfadado. Y como conocía a su hija, estaba seguro de que no le dejaría comprar una piel más. Le habían escrito de la compañía haciéndole saber que era la hija la encargada de la factoría de la compañía en esa zona.